Mi
nombre es Maria Amelia Bueno, soy Médica Cirujana de la Universidad Nacional de
Colombia. Decidí estudiar Medicina para ayudar a que las personas se sanaran de
sus enfermedades, pero en la medida en que avancé en mis estudios y en mis
rotaciones me di cuenta de que la medicina alopática no contribuye a que los
pacientes mejoren, sino que se dan medicamentos para apaciguar ciertos síntomas,
pero estos medicamentos generan a su vez otras enfermedades para las cuales se
dan otros medicamentos y así sucesivamente.
Además,
me encontré con que no tenía las herramientas para decirle a mis pacientes qué
hacer para sentirse mejor ni para cambiar su estilo de vida: en la carrera no
nos enseñan nutrición ni nos enseñan cómo manejar el estrés – ni el nuestro ni
el de los demás-.
Todo
esto era frustrante, pero la frustración creció aún más cuando yo misma me
enfermé y no tuve solución a mi problema. Terminando noveno semestre comencé a
tener unas migrañas muy fuertes. Inicialmente me daban una vez por semana, pero
con el tiempo fueron empeorando progresivamente hasta que cuando estaba
haciendo el año rural todos los días de mi vida sentía dolor de cabeza y llegó
un punto en que los analgésicos no me hacían ningún efecto.
Durante
estos años de migraña me hicieron todos los estudios posibles y visité a varios
neurólogos. Nunca encontraron el origen de mis síntomas y me mandaron una serie
de medicamentos para prevenir la migraña que no me hacían efecto. Estos
medicamentos eran cada vez más costosos y más fuertes hasta que, viendo que no
mejoraba, decidieron mandarme Ácido Valpróico.
El
Ácido Valpróico es un medicamento tan fuerte que se utiliza para la epilepsia,
es altamente tóxico para el hígado y tiene evidencia de ser cancerígeno. Al
tomarlo me mejoré de la migraña, pero sentía sueño todo el tiempo, se alteró mi
concentración, me sentía lenta y pesada y aumenté 9 Kg en menos de 3 meses.
Desesperada
empecé a buscar alternativas y surgió la posibilidad de ir a una consulta de
Medicina Ayurvédica con una médica que se había entrenado con mi Maestro.
Cuando escuché acerca de la filosofía de esta medicina y del abordaje que se
hace del paciente y de su enfermedad me sentí absolutamente identificada, me
pareció lo más lógico que había escuchado en mi vida. Desde el abordaje del
ayurveda se analizaba quien era yo, mi forma de ser, mis gustos en cuanto a
alimentos, mi estilo de vida.
La
ayurveda me analizaba a mí como individuo y a partir de esta información se
daban directrices de alimentación y estilo de vida para solucionar mi problema
y además las terapias eran rarísimas pero espectaculares con masajes, saunas y
con una ollita de cobre (shirodhara) de la cual salía un aceite que caía en mi
6to chakra y me relajaba.
Después
de esa consulta cambió mi vida para siempre.
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