Buscando
solución a mi problema de migraña me encontré una médica que me analizó desde
el ayurveda. Resulta que yo tenía una alteración de los doshas Pitta y Vata
(Fuego, aire y éter). Dicha alteración
hacía no solamente que tuviera migraña, sino que también sufriera a veces de
insomnio, dolores musculares, dolores menstruales fuertes y que estuviera
anímicamente inestable con fluctuaciones entre el mal genio, la alegría, la
tristeza y la ansiedad.
Ella
me explicó acerca de la importancia de evitar ambientes calurosos puesto que
aumentaban mi pitta, y me dio unas directrices en cuanto a la alimentación. Me
incentivó a tomar más agua, a evitar los alimentos picantes y muy ácidos, a
aumentar el consumo de aceites sanos en la dieta, a buscar espacios de
tranquilidad y descanso y me realizó unas terapias ayurvédicas.
Con
este tratamiento no solo mejoraron muchos de los síntomas y mi estado de ánimo,
sino que me sentí tan motivada que le escribí a Nikhil (mi maestro) para saber
si el me aceptaba como su alumna, quería profundizar en los conocimientos de la
ayurveda, sentía que ese era mi camino. Cabe anotar que siempre fui una
estudiante muy racional, muy enfocada hacia la investigación y hacia los
estudios científicos, jamás imaginé terminar en la India estudiando una
Medicina Milenaria pero la ayurveda llegó y me cambió completamente la visión
del mundo.
Una
vez aceptada por Nikhil decidí dejar el Ácido Valpróico y explorar mi migraña
con él. Las recomendaciones de alimentación estaban casi resueltas, pero
identificó que había muchas fallas en mis prácticas de rutina diaria y en mi
estilo de vida. Nikhil me invitó a conocer mi cuerpo: identificar cuándo tenía
hambre, a mirar si realmente comía cuando me daba hambre o si comía por gula o
tal vez si me daba hambre, pero no comía, darme cuenta si quedaba satisfecha o
con hambre. También me invitó a observar si cuando hacía ejercicio me sobre esforzaba
demasiado, a darme cuenta si necesitaba descansaba lo suficiente, a mirar que
sabores pedía mi cuerpo a la hora de comer, que temperatura prefería y así con
muchos oros aspectos de mi vida diaria.
Un
hallazgo muy importante fue que yo no comía hasta quedar satisfecha y que a
veces me daba hambre y evitaba u olvidaba comer (recordemos que llevaba 9 Kg de
sobrepeso gracias al Ácido Valpróico que había tomado por 3 meses en Colombia).
Nikhil me pidió comer cuando tuviera hambre y hasta sentirme satisfecha, sin
pensar en mi peso. Eso fue todo lo que me pidió y no fue fácil. Pero al cabo de
2 meses lo logré. Aprendí finalmente a saber muy bien cuándo sentía hambre y a
comer hasta quedar bien: no con hambre ni con indigestión, sino hasta quedar
satisfecha. Y cuando realicé estos cambios la migraña desapareció.
¿Cuál
es la explicación?
Cuando
nos da hambre es porque se ha prendido el fuego digestivo, es decir, se eleva
el Pitta para recibir los alimentos y transformarlos en nutrientes. Hay
personas que producen más fuego digestivo que otras, por eso hay personas que
necesitan más alimentos para quedar satisfechas.
En
mi caso estaba cometiendo dos errores. El primero era que cuando tenía hambre
no comía hasta quedar satisfecha, es decir, no apagaba el fuego digestivo completamente.
Esto hacia que después de un rato ese fuego aumentara y “quemara” produciéndome
migraña. Por otra parte, cuando hay hambre se abre un espacio en el cuerpo que
se tiene que llenar. Como yo no lo llenaba de comida se llenaba de aire y este
aire a su vez aumentaba aún más el fuego, similar a como pasa en la naturaleza
cuando hay un incendio y pasa una ráfaga de viento esparciendo el fuego.
Lo
otro que sucedía era que yo no tenía horarios para comer. Entonces muchas veces
sucedía que se “prendía el fuego” y yo no lo “apagaba”, y en otras ocasiones
comía cuando ese fuego estaba apagado. Al estar apagado el fuego no había forma
de hacer una adecuada digestión de los alimentos, entonces a pesar de haber
comido me sentía cansada, sin energía.
Darme
cuenta de esto junto con haber aplicado las recomendaciones que me habían sido
dadas inicialmente me cambió la vida. Es increíble que aprender a leer mi
cuerpo y hacer unos cambios tan simples generaran una mejoría tan grande en mi
calidad de vida. Y esa es la belleza del ayurveda. Por eso, siempre que un
paciente va a mi consulta le pregunto todos estos detalles, pues en lo simple
puede estar la respuesta.
Es
importante valorar esta información. A veces nos puede parecer tonto o difícil
hacer estos cambios y tendemos a preferir las soluciones que vienen empacadas,
como los medicamentos, pero lo bello de la ayurveda es que nos invita a
responsabilizarnos frente de nuestra salud y a conocernos mejor, y una vez
llevamos a cabo los cambios necesarios, no únicamente nos mejoramos del síntoma
inicial sino que empezamos a sentirnos mejor de energía, de ánimo y nos damos
cuenta que mejoran otras molestias que creíamos que no se asociaban al motivo
de consulta inicial.
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