En
los últimos años la meditación ha venido
tomando fuerza en diferentes países del mundo y especialmente en Colombia, se
ha comprobado que solo diez minutos de meditación diaria proceden cambios
importantes en nuestro cerebro y en nuestro cuerpo, ayudándonos a mantenernos
en el momento presente y permitiendo que dejemos de acumular sensaciones o emociones negativas.
Pero
a pesar de la creciente popularidad de la meditación, existen unos mitos
comunes sobre la práctica lo cual crean una barrera e impiden que mucha gente
intente practicar la meditación y recibir sus profundos beneficios para el
cuerpo, la mente y el espíritu. Por esta razón les damos a conocer algunos de los
mitos más comunes de la meditación
Mito número 1
Meditar es difícil.
La verdad: Este mito está enraizado en la imagen de la
meditación como una práctica esotérica reservada sólo a los santos, hombres
sagrados y adeptos espirituales. En realidad, cuando recibes la instrucción por
parte de un profesor conocedor de la materia y con experiencia, la meditación
es fácil y divertida de aprender. Las técnicas pueden ser tan simples como
concentrarse en la respiración o repetir un mantra en silencio. Una de las
razones porqué meditar puede parecer difícil es que tratemos de concentrarnos
demasiado, estemos demasiado aferrados a los resultados, o no estemos seguros
de hacerlo bien.
Mito número 2
Tienes que acallar tu mente para tener una práctica meditativa exitosa.
La verdad: Este puede que sea el mito número uno sobre la
meditación y es la causa de que mucha gente lo deje por mera frustración. La
meditación no va sobre parar tus pensamientos o intentar vaciar tu mente; ambas
aproximaciones sólo crean estrés y más ruido de parloteo interno. No podemos
parar o controlar nuestros pensamientos pero podemos decidir cuánta atención
les damos. Aunque no podamos imponer silencio a nuestra mente, a través de la
meditación podemos encontrar la calma que ya existe en el espacio que hay entre
nuestros pensamientos. A veces referido como “el hueco”, este espacio entre
pensamientos es pura conciencia, puro silencio y auténtica paz.
Cuando
meditamos usamos un objeto de atención como la respiración, una imagen o un
mantra, lo que permite que nuestra mente se relaje en el flujo silencioso de
nuestra conciencia. Cuando aparecen pensamientos, como inevitablemente pasará,
no necesitamos juzgarlos o intentar rechazarlos. En lugar de eso, podemos
suavemente devolver nuestra atención a nuestro objeto de atención.
En
toda meditación hay momentos, aunque sólo sean microsegundos, cuando en que la
mente se sumerge en este hueco y experimenta la energía vivificante de la pura
conciencia. A medida que medites de un modo regular, pasarás más y más tiempo
en este estado de conciencia expandida y silencio.
Ten
por seguro que aunque te parezca que hayas estado pensando durante toda tu
meditación, sigues recibiendo los beneficios de la práctica. No has fracasado o
perdido el tiempo. El simple hecho de notar que tienes pensamientos es un
avance porque comienza a cambiar tu punto de referencia interno desde el de la
mente egóica al observador de la conciencia. A medida que te identificas menos
con tus pensamientos e historias, experimentas mayor paz y te abres a nuevas
posibilidades
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