miércoles, 31 de mayo de 2017

Mitos sobre la meditación


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En los últimos años la meditación  ha venido tomando fuerza en diferentes países del mundo y especialmente en Colombia, se ha comprobado que solo diez minutos de meditación diaria proceden cambios importantes en nuestro cerebro y en nuestro cuerpo, ayudándonos a mantenernos en el momento presente y permitiendo que dejemos de  acumular sensaciones o emociones negativas.

Pero a pesar de la creciente popularidad de la meditación, existen unos mitos comunes sobre la práctica lo cual crean una barrera e impiden que mucha gente intente practicar la meditación y recibir sus profundos beneficios para el cuerpo, la mente y el espíritu. Por esta razón les damos a conocer algunos de los mitos más comunes de la meditación


Mito número 1

Meditar es difícil.

La verdad: Este mito está enraizado en la imagen de la meditación como una práctica esotérica reservada sólo a los santos, hombres sagrados y adeptos espirituales. En realidad, cuando recibes la instrucción por parte de un profesor conocedor de la materia y con experiencia, la meditación es fácil y divertida de aprender. Las técnicas pueden ser tan simples como concentrarse en la respiración o repetir un mantra en silencio. Una de las razones porqué meditar puede parecer difícil es que tratemos de concentrarnos demasiado, estemos demasiado aferrados a los resultados, o no estemos seguros de hacerlo bien.

Mito número 2

Tienes que acallar tu mente para tener una práctica meditativa exitosa.

La verdad: Este puede que sea el mito número uno sobre la meditación y es la causa de que mucha gente lo deje por mera frustración. La meditación no va sobre parar tus pensamientos o intentar vaciar tu mente; ambas aproximaciones sólo crean estrés y más ruido de parloteo interno. No podemos parar o controlar nuestros pensamientos pero podemos decidir cuánta atención les damos. Aunque no podamos imponer silencio a nuestra mente, a través de la meditación podemos encontrar la calma que ya existe en el espacio que hay entre nuestros pensamientos. A veces referido como “el hueco”, este espacio entre pensamientos es pura conciencia, puro silencio y auténtica paz.

Cuando meditamos usamos un objeto de atención como la respiración, una imagen o un mantra, lo que permite que nuestra mente se relaje en el flujo silencioso de nuestra conciencia. Cuando aparecen pensamientos, como inevitablemente pasará, no necesitamos juzgarlos o intentar rechazarlos. En lugar de eso, podemos suavemente devolver nuestra atención a nuestro objeto de atención.

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En toda meditación hay momentos, aunque sólo sean microsegundos, cuando en que la mente se sumerge en este hueco y experimenta la energía vivificante de la pura conciencia. A medida que medites de un modo regular, pasarás más y más tiempo en este estado de conciencia expandida y silencio.

Ten por seguro que aunque te parezca que hayas estado pensando durante toda tu meditación, sigues recibiendo los beneficios de la práctica. No has fracasado o perdido el tiempo. El simple hecho de notar que tienes pensamientos es un avance porque comienza a cambiar tu punto de referencia interno desde el de la mente egóica al observador de la conciencia. A medida que te identificas menos con tus pensamientos e historias, experimentas mayor paz y te abres a nuevas posibilidades

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