La mente no puede situarse al mismo
tiempo en dos modos que requieren un uso exclusivo de los mismos componentes
mentales. La operación en ciertos modos mentales excluye automáticamente
permanecer en ciertos estados mentales alternativos al mismo tiempo. Veámoslo a
través de la siguiente metáfora:
En un carro, el cambio de la marcha
puede provocarse de un modo automático (con la transmisión automática, debido a
un dispositivo que detecta si el motor alcanza ciertos valores críticos) o bien
intencionadamente (con una caja de cambios manual, porque el conductor toma la
decisión consciente de cambiar la marcha). De la misma manera, los modos de
funcionamiento de la mente pueden cambiar automáticamente (desencadenados como
respuesta a tipos particulares de procesamiento de información) o
voluntariamente (el individuo elige conscientemente ensayar una intención
determinada o desplegar la atención de un modo en particular). Ambos tipos de
marcha no pueden operar simultáneamente.
Podemos ver este proceso, como un
proceso de cambio de las marchas mentales. Lo importante es aprender a
reconocer dichos estados y desarrollar las habilidades para pasar de un modo al
otro.
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